viernes, 22 de abril de 2011

Requiem



Requiem de Fauré. In Paradiso. No hay imágenes, clicad y leed.

Es viernes santo. Lluvioso día de fiesta que invita a quedarse en casa para dedicarse a hacer todas esas cosas que una nunca tiene tiempo de hacer: limpieza múltiple, repostería y jardinería. Siesta profunda. Incluso retomar este diario, que tengo un poco abandonado, de forma que ya no merece ese nombre (debería llamarse semanario, o diezdiario... ) Ambiento la jornada con voces corales en radio clásica y el tecnicolor de Moisés o de Quo vadis en la tele, esquivando cuidadosamente las procesiones, con sus tambores y sus clarines desafinados. Mientras cuido de mis macetas, preparando la terraza para un verano que hoy parece que está muy lejos, pienso en la vida. Rafael Azcona, el gran maestro guionista, aunque era el mejor, nunca dejó de sufrir pensando que podían dejar de llamarle, que podía quedarse sin trabajo, así que toda su vida escribió y escribió...sientiéndose en la precariedad. Él escribía precisamente sobre eso, sobre la españa precaria económica y moralmente. Han pasado muchos años desde El pisito, pero hoy, aunque he dejado de leer la prensa, tengo claro que las cosas no han cambiado tanto. Gomorra, de Roberto Saviano, sobrecoge por la frialdad con que relata las historias de la mafia de Nápoles. Inside Job, documental ganador del oscar, relata la forma en que los tipos que nos metieron en la crisis siguen al frente de la economía americana. Azcona denunciaba la hipocresía de la sociedad desde la broma y la caricatura, esquivando la censura con su ingenio.
Hoy, en cambio, estas dos obras dan nombres y apellidos de los malvados. Y no pasa nada.
Hoy, ahora que podemos saberlo todo, tanta información nos ha producido una especie de hastío. Nos sentimos paralizados ante la enorme y terrible realidad, y nos convertimos en cómplices, y víctimas, de cualquier decisión de los idiotas a los que hemos votado (y de sus jefes, los dueños de los bancos y las grandes compañías). Y así, el mundo va como va.
Al final sí que me siento con ánimo de requiem: es Viernes Santo y Cristo ha muerto para salvarnos... y tengo la sensación de que no ha servido de nada.

(Miento: hay algo de todo esto que tiene sentido. Por ejemplo. Los bebés, la música, los perros, las amigas, los árboles, las fotos, el cine, los libros, amar, reir, cocinar, los sueños en que vuelas, la playa ...y al parecer, el domingo, Cristo resucita. Aleluya.)

1 comentario:

  1. mmm parece triste pero no lo es.
    Como el requiem, suena a despedida pero en realidad es la invitación a viajar a un lugar mas bello y relajado.

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